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#ACOVATELMOS#talmos.Morcegos de Filosofía

Hay

Dos cosas tan molestas como quemar un libro malo: descender un equipo de fútbol de división y tirar un edificio para construir uno nuevo. En el mundo griego clásico a la gente que era intolerablemente rica individualmente se la expulsaba, se la exiliaba de la polis, de la ciudad. No hay que dar caramelos a las hormigas, se dicen dos amigos, porque no tienen cómo transportarlos. En el arte, acaso quepa decirlo una vez más, no hay fronteras. El grafitero bansky, que cuenta con varias páginas dedicadas en internet, enseña en un ámbito hondamente democrático la belleza que consigue desde el plástico carbónico de unas pinturas de espray y unas manos diestras. Se comenta la noticia: le han dado cárcel a uno que cubrió con pintura negra una pintada suya con dos maderos dándose un beso. El ejemplo es bueno, pero para desarrollar esa habilidad ha necesitado una formación previa que no es gratuita por desgracia, y que brota cuando puede; sólo cuando el entorno vital tiene las cualidades que por ejemplo Nietzsche reclamaba para cualquier estudiante "Se necesita de una vez la visión proyectiva, y esto probablemente muy pronto, de lo que ante todo falta a nuestras grandes ciudades: lugares con poaseos largos y arqueados para el mal tiempo o para cuando el sol es excesivo, a donde no llegue ningún ruido de vehículos ni de pregoneros; donde una correcta delicadeza vetaría hasta el rezo en alta voz del sacerdote. Construcciones y establecimientos que, en conjunto, den a entender la elevación de la reflexión y del apartamiento" de Gay Saber, libro IV, 280. Las buenas ideas, como el "pato wc" o el "Lamborghini Murciélago" son de mucho calado en según qué casos pues el capricho intratable de algunos limita esencialmente la ilimitada capacidad humana para ejercer el libre paso por esos territorios.
¿Por qué no?...
En informática, en concreto en programación, hay herramientas para analizar un texto capaces de contar el número de palabras pertenecientes a un campo léxico o semántico además de contar palabras diferentes: Se puede medir el "tipo" de motivación que se recibe a través de un texto. Eso ya se hacía a finales de los años setentas del siglo pasado con el aprendizaje de Lenguaje C (Kernighan & Ritchie). En los ochentas se implementó la programación gráfica, del C pronto se pasó al C++ y al C# en un desligamiento progresivo del ámbito técnico dE las investigaciones iniciales. Con eso se pudo analizar las imágenes de forma que tanto texto-audio como imagen-video pueden ser objeto de análisis motivacional. Eso interesa tanto a la Filosofía como a la Lingüística y la Semiótica, pero sobre todo nos interesa a muchos que, cómo no, vemos en esas herramientas un medio indirecto para argumentar contra un sinnúmero de impresentables que en nombre de la Ciencia y del Poder  cometen a despecho del ciudadano común. No es pues el desierto de nuestros fondos marinos lo que queramos ver... esas materialidades de nuestra motivación son el impulso de los roles cotidianos = nuestro acerbo cultural inmediato

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