El agua
De repente todo va mal, estás en una habitación cúbica de un un metro y medio de lado y empieza a llenarse de agua. El agua sube poco a poco hasta que te llega al cuello; jadeas y tu respiración acelerada va acorde con el movimiento de brazos y piernas. Ahora sólo puedes respirar pegando la cabeza al techo de cristal; y se te ocurre una idea descabellada y loca. Beber. Y bebes y bebes y bebes, bebes hasta agonizar y llorar de impotencia pero sigues bebiendo. No queda otra salida.
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