El rol de millonario
Sorprende encontrar pesos pesados del fútbol usando recursos valiosos como el trabajo en equipo con mucha solvencia y apenas desperdicio de gesto. Cuando uno convive en un ambiente frío día tras día aprende paso a paso el artesano responder con mesura a los brotes de cartonismo con que llegas durante el año al fin de semana. Medir los tiempos donde el ambiente está desestructurado, desvencijado por poner una palabra cariñosa: ingenuo; sirve para licuar óxidos, herrumbres dejadas por el formalismo del devenir del paro. Algunos veranos duran un invierno. Contonearse como una lagartija sobre una piedra deshace nudos musculares y relaja la fabricación de ideas. Entrenar la vista en áridos de la gestión de millones es un cálculo de paracaidista, un aviso de la llegada de horas cálidas a las siete, la división de la agenda en sorbos pequeños a las diez y la carrera pedestre de las chicas llenas de lagos y garzas a la una. Los actores técnicos contribuyen a dar un redondeo y baile de cifras al día. Ninguna herida de playa escapa al atento ver de los escritores. La Sierra con sus bungalows se turna con el pueblecillo entre las montañas a ofrecer espacios desérticos para la lógica, horarios nocturnos, buhos, lechuzas del Norte. El día no invita a la acción, se le invita a ¿él?
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